Son las semillas “de toda la vida”, seleccionadas y desarrolladas desde hace miles
de años por el campesinado, a través de la domesticación de las plantas
silvestres. Son de polinización abierta, lo cual quiere decir
que la planta produce su propia semilla
y los agricultores/as pueden guardarla cada año.
Con la aparición de la agricultura hace unos
10.000 años, los humanos empezaron a seleccionar las semillas de las plantas
silvestres con mejor sabor, tamaño, forma, las que mejor se adaptaran a las
condiciones locales o que presentaran resistencias a plagas/enfermedades
o condiciones climáticas adversas. Las variedades silvestres son normalmente
más leñosas, espinosas o amargas; con el paso de los años y la
cuidadosa selección de los campesinos/as, las plantas fueron
evolucionando hasta convertirse en las variedades cultivadas que conocemos hoy
en día, muy diferentes a sus ancestros salvajes.
Todas las plantas tienen algún origen geográfico
concreto. Con los movimientos migratorios de la humanidad, el comercio y el
intercambio de semillas, éstas fueron escampándose por el planeta. Aunque de
origen extranjero, una semilla en manos de un agricultor/a local, al cabo de
muchas generaciones seleccionando las mejores adaptadas al lugar, evoluciona a
lo que conocemos como variedades locales.
Por ejemplo, veamos el caso de las zanahorias. Con
origen en la antigua Persia, se dice que las variedades ancestrales
probablemente eran lilas o moradas. Hace ya miles de años se introdujeron en
Europa: las variedades silvestres que encontramos aquí tienen una raíz dura,
amarga, pequeña y blanquinosa, con muchas bifurcaciones, y pueden ser de
carácter anual o bianual. Gracias al proceso de selección de nuestros
ancestros, la variedad cultivada hoy en día es grande, dulce, jugosa y se ha
seleccionado también por su bianualidad, es decir, que florece después del
invierno, con lo que se convirtió en una buena hortaliza para poder almacenar y
disponer de más alimentos durante el invierno. Existen variedades de muchos
colores; se dice que las variedades naranjas se seleccionaron en el siglo XVII
por productores holandeses para ensalzar al rey Guillermo de Orange.
Situación actual
Hoy en
día, toda esta diversidad agrícola está amenazada. En el siglo XX se perdió
el 75% de las plantas con interés alimentario, según la FAO. Miles de
variedades tradicionales ya se han perdido. Las causas son varias, entre ellas:
- La industrialización de la agricultura, con la introducción de semillas híbridas o transgénicas,
- La legislación, como el Registro Europeo de Variedades, según el cual, para comercializar una variedad debe seguir unos requisitos que muchas variedades tradicionales no cumplen, como estabilidad, distinción y uniformidad. Los tests son muy caros, por lo que excluyen a muchas pequeñas casas de semillas que no pueden afrontar los costes.
·
Por lo
tanto, es importante que entre todos/as preservemos el 25% que nos queda.
La mejor forma de hacer esto es buscando estas variedades, cultivándolas,
guardando sus semillas y compartiéndolas. /Fuente: La Huertina de Toni, julio, 2016)
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