Este alimento es esencial para tu salud porque te ayuda
a prevenir enfermedades como la hipertensión y arteriosclerosis
El ajo, al
machacarse, produce una sustancia química llamada alicina, que otorga muchos
beneficios a tu salud
por su efectividad para el tratamiento de ciertas afecciones. También
provee vitaminas, principalmente vitamina B6, vitamina C y, en menores
cantidades, ácido fólico, pantoténico y niacina.
Beneficios de consumir ajo
El ajo tiene un efecto diurético y hace que la sangre fluya
mejor por las arterias. Por eso se recomienda su consumo a personas con
hipertensión arterial, taquicardia y arteriosclerosis. A pesar de ello, es
bueno saber que está contraindicado si hay hemorragias. También podría
reaccionar mal con algunos medicamentos como antivirales y la
ciclosporina. En esos casos, es mejor consultar con un médico antes de
consumirlo con fines terapéuticos.
Cuánto y cómo consumir ajo
Aunque no se ha determinado una dosis efectiva contra el cáncer, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere para los adultos un consumo
diario de 2 a 5 gramos de ajo fresco (uno o dos dientes de
ajo), de 0,4 a 1,2 gramos de ajo en polvo, y de 300 miligramos a 1 gramo de extracto
de ajo. La mejor forma de aprovechar la beneficiosa alicina es en el ajo
prensado. Consúmelo media hora después de triturarlo y recuerda no hacerlo con
el estómago vacío, porque puede ocasionar acidez estomacal, náuseas, vómitos y
diarrea.
El ajo combate el colesterol
El consumo de ajo puede reducir los niveles de colesterol y
de triglicéridos, pero es necesario hacerlo frecuentemente y durante un tiempo
prolongado. Inclúyelo en tu dieta, de preferencia crudo o en polvo, pues
algunos compuestos se pierden cuando se cocinan o son sometidos al calor.
Cómo actúa contra el cáncer
Diferentes estudios científicos han demostrado que algunos componentes
presentes en el ajo, como los organosulfurados (que son los
responsables de su fuerte olor), atacan las células tumorales (actividad
citotóxica), provocan la muerte de ellas (actividad proapoptótica) y protegen a
las células que fueron expuestas a la quimioterapia (efecto citoprotector).
Además, muestran su capacidad para detener la activación de sustancias
causantes de esta enfermedad, mejorar la reparación del ADN y reducir la
proliferación de células cancerígenas.