Chile habanero (el más picante), chile serrano, chile jalapeño, chile cayena… los chiles reciben diferentes nombres según las diferentes zonas geográficas, pudiendo llamarse ají, ají picante, pimentón, paprika, guindilla, etc. El chile se puede cultivar directamente en el suelo o también en macetas o contenedores, siendo una opción de cultivo excelente para los huertos urbanos o en terrazas.
El chile, una vaina hueca con semillas en su interior, ya se consumía en América hace más de 9.000 años y todas las variedades pertenecen a la familia de las solanáceas.
Los chiles son muy utilizados en la gastronomía asiática, africana o latinoamericana. Se pueden usar en salsas, majados, ensaladas, asados, sofritos, guisos, etc. Incluso, debido a las propiedades de los chiles, se pueden utilizar para hacer un aceite con acción analgésica para aliviar los dolores.
Cómo cultivar chile o guindilla
Siembra: empieza a preparar los semilleros de los chiles a finales del invierno. Debemos ubicar los semilleros en un lugar protegido de las heladas y las bajas temperaturas. Siembra las semillas a una profundidad no superior al doble de su grosor, así facilitamos la germinación de las semillas. Para preparar los semilleros o almácigos puedes usar una parte de arena, dos de humus de lombriz y dos de tierra, por ese orden de la capa más profunda a la más superficial. Riega los semilleros cada tres días evitando encharcamientos. Empezarás a ver brotes a los 15 ó 20 días tras la siembra. Las semillas necesitan estar en torno a los 20/23 ºC para germinar. Elige siempre semillas ecológicas.
Trasplante: una vez que las plántulas miden entre 10 y 15 cm y ya no hay peligro por las heladas, podemos trasplantarlas a su lugar definitivo. Podemos cultivar chiles en macetas o también directamente en el suelo.
Marco de siembra: Deja unos 50 cm entre planta y planta. Los chiles suelen crecer hasta el metro de altura.
Sustrato: los chiles necesitan un sustrato con buena capacidad de drenaje porque no toleran muy bien el exceso de humedad. El sustrato debe ser rico en materia orgánica, pudiendo usar para este caso compost o humus de lombriz que se aplicarán principalmente tras la primera floración del chile. Si vas a plantar chile en macetas, éstas deberán tener una profundidad mínima de 40 cm para permitir el correcto desarrollo de las raíces.
Clima: el exceso de calor o de frío no son buenas compañías para los chiles. Esta planta no aguanta bien las temperaturas extremas y lo podemos notar porque no florece, porque no se desarrollan bien los frutos o directamente no aparecen nunca. Busca una ubicación en la que los chiles puedan estar a una temperatura de entre 18 y 28 ºC al ser plantas adaptadas a climas cálidos.
Luz: los chiles requieren de luz., aunque durante los veranos muy calurosos pueden sufrir daños por el exceso de sol. Si los ubicas en una zona con sombra parcial durante las horas más calurosas del día estarán más que contentos.
Riegos: esta planta no tolera muy bien los suelos con mucha humedad. Los riegos deben ser poco frecuentes y en cantidades moderadas. Eso sí, cuando las temperaturas son más elevadas y los vientos son más secos, se incrementarán los riegos para evitar que la planta pueda pasar por estrés hídrico y que pueda repercutir en el desarrollo de los frutos.
Acolchado: es una práctica muy recomendada. Permite mantener una temperatura constante de la tierra y cierto grado de humedad, por lo que nos ayuda a hacer mejor uso del agua de riego.
Plagas: puede ser común en los chiles la aparición de pulgones, mosca blanca y en ocasiones también gusanos. Todas ellas se pueden prevenir y tratar con método ecológicos, mira aquí.
Tutorado: dependiendo de la altura y del tallo de la planta de chile que estés cultivando, seguramente necesite algún tutor o guía para mantener la planta y favorecer su crecimiento. Es especialmente poner un tutor en los chiles si hay vientos, ya que, éstos pueden causar estragos en las plantas. Mira los tipos de tutorado.
Cosecha: depende de la variedad de chile que siembres y de las condiciones de cultivo que haya tenido, pero en general, los chiles se pueden empezar a cosechar en un periodo aproximado de 70 a 80 dias tras la siembra. Córtalo con cuidado del pedúnculo. Los chiles son primero verdes y después van tomando un color rojo, amarillo o naranja. Por cierto, ten en cuenta que en el caso de los chiles picantes éstos son más picantes cuanto más maduran. Lávate bien las manos después de manipular los chiles, porque, si te tocas los ojos o la boca puede causar picor.
Si quieres secar los chiles, sólo tienes que cosecharlos y atarlos en ristras. Los dejamos en un lugar oscuro y seco durante varias semanas para favorecer su secado y ya los tienes listos para usar en tus recetas favoritas. Otra opción se extraer la planta entera una vez finalizado su ciclo y colgarla para que se seque con los chiles.
Además, de estos chiles que hemos secado podemos obtener las semillas que guardaremos para sembrar en las siguientes temporadas y para intercambiar con otros hortelanos.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario