FAO manda un mensaje a los productores, para cambiar sus sistema de producción, planificar el uso de recursos y asegurar la sostenibilidad.
En el último siglo, la evolución
de la industria alimentaria ha dejado marca en nuestro planeta. Por la falta de
planeación, hoy enfrentamos las consecuencias de la tala inmoderada, la
destrucción de hábitat, la erosión de los suelos, la escasez del agua. El
efecto conjunto se ve reflejado en el calentamiento global.
Después de años de incredulidad y
escépticismo, son cada vez más evidentes los efectos del cambio climático. Quizá sea un buen momento para
considerar un cambio de profundidad implementando alternativas en distintos
sectores, comenzando con la producción de alimentos.
Hoy leo en Teorema Ambiental una mención a una reciente publicación de la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO,
por sus siglas en inglés), donde aseguran que el impacto del cambio climático
sobre los sistemas agrícolas impulsan la resiliencia y la capacidad de
adaptación de las comunidades rurales para salvaguardar la seguridad
alimentaria mundial.
En palabras de Helena Semedo,
directora general adjunta de la FAO,
Un cambio hacia la agricultura
climáticamente inteligente no sólo ayudará a los agricultores a protegerse ante
los efectos adversos del cambio climático y supone una forma de reducir las
emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también puede mejorar los
rendimientos agrícolas y los ingresos familiares, haciendo a las comunidades
más fuertes y más resilientes.
En todo el mundo hemos visto los efectos de los fenómenos meteorológicos y el
aumento de temperaturas, mismos que afectan a los
cultivos, la ganadería,
la silvicultura, la acuicultura. Por esto mismo, FAO sostiene que es hora de
transformar los sistemas de producción alimentarios, que sean “climáticamente
inteligentes”, para lograr:
- Sistemas productivos más eficientes.
- Planificación efectiva y cuidadosa de uso de recursos naturales.
- Promover la reducción de la pobreza y el crecimiento económico.
Una buena propuesta que podría
ayudar a los pequeños productores a evitar perdidas de cultivo
o producciones enteros. Sin embargo, ¿qué ocurre con las grandes empresas que
seguirán destruyéndolo todo?
Esta es una razón de peso para apoyar al productor
local, quien tiene la oportunidad
de hacer bien las cosas; de darnos alimentos de calidad, cultivados con amor y
de manera consciente. Espero que pronto se implemente algún programa en este
sentido, en apoyo a todos ellos.
(De Veo Verde, 30 de junio, 2014)
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