Como parte de los temas publicados por nuestro
amigo José Antonio Catalán, en su blog: El huerto de José Antonio, presentamos el
siguiente artículo, de sumo interés:
Estimad@s
compañer@s, en esta entrada quiero hablaros de un gran personaje; una de las
primeras personas que sintió la llamada de lo natural, de lo ecológico en la
relación del agricultor con la madre naturaleza, intentando minimiza el impacto
sobre ella.
El japonés Masanobu Fukuoka, fue el fundador de la denominada "Agricultura Natural", a raíz de su primera obra "The One-Straw Revolution" (La Revolución de una brizna de paja), creando su estilo propio de agricultura ecológica.
El japonés Masanobu Fukuoka, fue el fundador de la denominada "Agricultura Natural", a raíz de su primera obra "The One-Straw Revolution" (La Revolución de una brizna de paja), creando su estilo propio de agricultura ecológica.
Fukuoka, nació en 1.913 y se formó en Microbiología, y se especializó e investigó
en patologías de las plantas (Fitopatología).
En 1.937, durante la recuperación en un hospital de una neumonía, dicen que tuvo una profunda experiencia espiritual que cambió su visión del mundo, llevándolo a dudar de la ciencia agrícola tradicional.
Dejó su empleo como investigador para dedicarse al cultivo de naranjas orgánicas en las tierras que su familia poseía en la Isla de Shikoku.
En 1.975, tras la publicación de su libro "La Revolución de una brizna de paja", fue conocida en todo el planeta.
En 1.937, durante la recuperación en un hospital de una neumonía, dicen que tuvo una profunda experiencia espiritual que cambió su visión del mundo, llevándolo a dudar de la ciencia agrícola tradicional.
Dejó su empleo como investigador para dedicarse al cultivo de naranjas orgánicas en las tierras que su familia poseía en la Isla de Shikoku.
En 1.975, tras la publicación de su libro "La Revolución de una brizna de paja", fue conocida en todo el planeta.
A partir de 1.979, viajó por el mundo
dando conferencias sobre su técnica de cultivo, recibiendo muchas distinciones.
En 1.988 fue galardonado con el Premio Ramón Magsaysay (Filipinas) en la categoría de "Servicio Público", máxima distinción del continente Asiático.
Murió el 16 de agosto del 2.008, pero nos dejó, además del libro descrito, su legado en los siguientes títulos,
"La revolución de dios" (1947).
"La senda natural del cultivo" (1985)
"El camino de regreso a la naturaleza" (1987).
En 1.988 fue galardonado con el Premio Ramón Magsaysay (Filipinas) en la categoría de "Servicio Público", máxima distinción del continente Asiático.
Murió el 16 de agosto del 2.008, pero nos dejó, además del libro descrito, su legado en los siguientes títulos,
"La revolución de dios" (1947).
"La senda natural del cultivo" (1985)
"El camino de regreso a la naturaleza" (1987).
Sus cinco principios son: no labrar la tierra, no usar fertilizantes, no
utilizar plaguicidas, no efectuar escardas y no podar; el mismo lo llamaba el
método de "no hacer" o no intervenir, inspirado en el Tao (el
camino); el no oponerse al fluir de las cosas, el no anteponer el deseo de uno
ni la importancia personal a los acontecimientos o las cosas que quieran
realizarse; que para nada tiene que ver con la resignación o conformismo.
* Al no labrar la tierra, ésta se mantiene en su
estado óptimo de composición y estructura, manteniendo su humedad y nutrientes,
sus microorganismos y demás seres vivos.
* Nunca utilizar fertilizantes químicos, ni
siquiera preparados de compost. Si a la tierra no se la explota, el suelo
tiende a mantener su fertilidad natural en equilibrio planta-animal. El
fertilizante utilizado por Fukuoka era el cultivo de trébol blanco, la paja de
los cultivos y una aspersión de estiércol de ave de corral. Decía que el compost
era bueno, pero no hacía falta hacerlo.
* No utilizar pesticidas químicos, pues matan indiscriminadamente la riqueza biológica del suelo, del aire y de las plantas, pues los insectos existen en todos los cultivos y se convierten en plaga debido a los monocultivos y la debilidad de las plantas cultivadas en un suelo artificial sin humus.
* Para el control de maleza no se debe labrar la tierra ni usar herbicidas. Decía que las "malas hierbas" no existen, pues juegan un papel importante en el equilibrio de la fertilidad y comunidad biológica y sólo hay que controlarlas, no eliminarlas.
Este control se realiza con acolchado de paja, que debilita al trébol plantado y a la maleza.
* No utilizar pesticidas químicos, pues matan indiscriminadamente la riqueza biológica del suelo, del aire y de las plantas, pues los insectos existen en todos los cultivos y se convierten en plaga debido a los monocultivos y la debilidad de las plantas cultivadas en un suelo artificial sin humus.
* Para el control de maleza no se debe labrar la tierra ni usar herbicidas. Decía que las "malas hierbas" no existen, pues juegan un papel importante en el equilibrio de la fertilidad y comunidad biológica y sólo hay que controlarlas, no eliminarlas.
Este control se realiza con acolchado de paja, que debilita al trébol plantado y a la maleza.
* En lo relativo a no podar, Fukuoka decía que hay que dejar a los árboles seguir su forma natural.
Fukuoka, manifestó que la humanidad y sus trabajos eran esencialmente infructuosos. Estando harto de la dirección de la sociedad, se dedicó a la vida agrícola, concluyendo que la mejor manera de protestar era literalmente hacer llegar su mensaje al mundo.
La agricultura natural de Fukuoka se basa en la imitación de la naturaleza, con la mínima intervención humana y un respeto absoluto a la misma; decía que las plantas saben lo que tienen qué hacer y el agricultor sólo las apoya en su proceso, observando las estaciones y el clima, los requerimientos de cada cultivo y de intervenir lo menos posible. Este tipo de agricultura no surge del conocimiento limitado del hombre, sino de la infinita sabiduría de la naturaleza.
Para sembrar la tierra, diseñó el sistema -nendo nango-, que consiste en introducir las semillas dentro de una bola de barro y esparcirlas por el campo; con las lluvias se deshacían y germinaban.
Estas eran y siguen siendo las bases de la agricultura natural de Fukuoka, que quizás no sean posibles aplicar en todas partes del mundo, ni con todas las plantas existentes, pues llevamos clasificándolas para poder cultivarlas muchos miles de años y la mayoría de ellas estarían fuera de su lugar natural.
Esta forma de proceder no se puede realizar de forma inmediata; es una inversión a largo plazo, en lugar de una solución a corto plazo. Vivimos en una sociedad condicionada a la gratificación rápida, por lo que este cambio a la agricultura natural puede ser poco llamativo.
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