(2da. parte)El área
La
decisión sobre el área debe responder a los siguientes requisitos:
- La construcción se realizará en áreas de suelos áridos, como condición para la que más se justifica este tipo de cultivo.
- El área seleccionada o disponible deberá estar lo más cercana posible al consumidor.
- Áreas con buen drenaje superficial e interno del suelo, dados por pendientes ligeras y suelo permeable.
- Superficie llana libre de obstáculos y árboles.
- Las características climáticas de la zona deben responder a las exigencias mínimas de los cultivos de hortalizas.
- Disponibilidad de agua. Disponibilidad de fuerza de trabajo.
- Disponibilidad de acceso al lugar.
- Disponibilidad cercana de materiales para elaborar los sustratos.
No todas
las áreas cumplen con todos los requisitos o condiciones ideales, por lo que
ante la presencia de factores limitantes, se procederá a analizar bajo que
condiciones y de que forma es posible atenuar o invalidar su efecto.
Por
ejemplo: Los vientos predominantes de la zona provocan afectaciones de
importancia al cultivo de vegetales de hojas. Este se constituye en un factor
limitante para el área, sin embargo, su efecto puede enmendarse con la siembra
de una cortina de árboles rompevientos. Pero esta cortina se hará en una
posición que no proyecte sombra a los canteros y con una especie que tenga una
o varias utilidades secundarias a la instalación, digamos la producción de
flores para la apicultura (cría de Abejas), el soporte de la
cerca perimetral, uso energético o para la alimentación de animales, etc.
Las
mayores garantías del estudio del área para la construcción del organopónico
estarán dadas cuando se han estudiado el agua, el suelo y las fuentes de
materia orgánica con la ayuda de servicios técnicos especializados. Esto es
importante pues puede darse el caso de aguas de mala calidad biológica y/o
extremadamente salinas que no son apropiadas para distintos vegetales e
invalidan los productos para el consumo humano.
El suelo
como componente del sustrato requiere la mayor atención. Al respecto debemos
reflexionar y pensar que los mismos factores limitantes del suelo “in situ”,
serán trasladados al sustrato en los canteros si no los consideramos y tratamos
adecuadamente.
Al
cultivo organopónico en las ciudades se le ha atribuido como una de sus
ventajas más importantes, el hecho de lograr productos de primera calidad
biológica y que por su cercanía a los consumidores estos pueden ser adquiridos
frescos y en buen estado, lo cual de esta forma evita los daños en la
transportación y/o costos adicionales.
La
disponibilidad de fuerza de trabajo está en estrecha correlación con el tamaño
del organopónico determinando el área de cultivo. Para comprender mejor este
planteamiento, baste decir que existen fases en determinados cultivos que
demandan un riego cuidadoso dos veces al día y que la mayor parte de las
labores que se realizan son manuales. Esto se traduce en que al igual que los
semilleros y viveros el organopónico es una modalidad de cultivo que demanda
gran dedicación y por lo tanto cantidad de fuerza de trabajo.
El diseño constructivo
Se
deberán considerar los siguientes elementos:
Orientación de los canteros
Los
canteros se orientarán con relación a su longitud siempre que sea posible, en
sentido de norte a sur.
Drenaje
El nivel
óptimo es el que corresponde a una diferencia entre ambos extremos del cantero
del 1 al 2%. El drenaje puede favorecerse con el uso de gravas en el fondo de
los canteros y en los pasillos. El uso de materiales de grava en los pasillos
es también útil como medida para controlar las malezas.
Dimensiones de los canteros
Largo:
menos de 30 m. Ancho: 1,20 m máximo Profundidad: 0,30 m efectiva mínima Ancho
de los pasillos entre canteros: 0,50 m En el caso de que se disponga de
sistemas de riego por aspersión o micro aspersión la disposición de los
canteros se adecuará al sistema disponible. Las calles, es decir los espacios
entre bloques de canteros, podrán dimensionarse alrededor de 2 m en dependencia
de las necesidades, siendo importante lograr un espacio mínimo de 2,50 m entre
los canteros y el cercado perimetral, que permita construir zanjas de drenaje,
transitar para hacer labores y contar con un espacio de protección
fitosanitaria y/o para la adopción de otras medidas como cultivos protectores,
etc. La profundidad del sustrato es un aspecto de gran importancia, no debiendo
ser menos de 30 cm sobre la superficie del suelo para los canteros
tradicionales. Debe considerarse además si se va a usar algún material de
drenaje en el fondo del cantero para definir la altura del contén. Generalmente
se hacen contenes de mayor altura que la correspondiente al mínimo de
profundidad del sustrato.
Canteros Chinos:
Es una
alternativa que no requiere el uso de contenes laterales. Se cava y saca la
capa de suelo correspondiente a los primeros 30 cm de profundidad, se remueve o
picotea con tridente el fondo hasta una profundidad de unos 30 cm más.
Luego se
conforma la mezcla suelo + materia orgánica en las proporciones que corresponda
y se rellena el cantero conformándose el mismo por encima de la superficie del
suelo sin contén. También puede usarse la variante de hacer un contén de mínima
altura.
El
trazado de la disposición de los canteros se podrá hacer utilizando cordeles y
estaquillas que permitan su alineación de acuerdo a los requisitos antes
mencionados. El ancho efectivo del cantero estará dado por las características
de los contenes a utilizar. Aquí debe tenerse en cuenta que el ancho de los
canteros de 1,20 m está determinado por la distancia a la cual una persona
puede trabajar manualmente desde ambos bordes del cantero hasta el centro. Por
esta razón el uso de contenes lo mas estrechos posible permitirá un mejor
aprovechamiento del área de cultivo.
El
replanteo de las distintas estructuras del organopónico debe considerar todos
sus componentes. Por ejemplo: Pudiera darse el caso en el que se pretenda
establecer el Árbol del
Nim para obtener el extracto natural de sus semillas como pesticida
natural, resulta conveniente considerar el área para el establecimiento de los
árboles a partir de calcular el área de cada árbol en fase de explotación
(diámetro de la copa, etc.), lo cual lógicamente es necesario tener en cuenta
en la planificación de los espacios.
Preparación del área
La
preparación del terreno incluye en primer lugar la eliminación de los
obstáculos y la separación de los materiales que puedan resultar útiles
(piedras, troncos, gravas, residuos vegetales, etc.), éstos se separarán y
agruparán en espacios que no impidan la realización del resto de las labores.
No
siempre es posible eliminar todos los obstáculos por lo que quizás resulte
necesario adaptar el trazado y construcción de los canteros a las condiciones
existentes. Se debe evaluar la posible utilización del suelo aprovechable del
propio lugar, pues es este uno de los recursos que cuesta su disponibilidad y
traslado. En este caso el estudio del material presente es requisito
indispensable en cuanto a sus propiedades Físicas y Químicas, así como su
posible infestación por nemátodos Fitoparásitos.
Las condiciones ideales del suelo a utilizar para conformar el sustrato son las
del horizonte orgánico del perfil.
En
dependencia del tipo de suelo este horizonte se identifica por una coloración
más oscura y textura adecuadas al tacto que no denotan plasticidad o textura
arenosa excesiva. Son las características normales de la superficie de los
suelos fértiles. Cuando no se dispone de los métodos de análisis de
laboratorio, la apreciación de las características de la vegetación que crece
espontáneamente en el lugar es un indicador bastante seguro.
La
determinación de la presencia de nemátodos puede hacerse observando las raíces
de especies hospederas que crecen espontáneamente en el lugar o a través del
uso de plantas indicadoras. La planta indicadora mas apropiada para determinar
la presencia de nódulos en las raíces por nemátodos de este género es la
calabaza. Para esta prueba se procede a tomar una muestra de suelo procedente
de 25 puntos por cada hectárea de superficie (1 ha = 10 000 m2) siguiendo las
dos líneas diagonales el área. En cada punto se toma una submuestras que
corresponde a tomar el suelo a una profundidad de 5 a 30 cm, lo cual consiste
en limpiar y desechar los 5 cm de la capa superficial y después tomarlo hasta
los 30 cm. Después se unen las submuestras mezclándolas uniformemente. Con este
suelo se llenan tres bolsos de polietileno de tamaño mínimo 14 x 22 cm, en las
que se siembran inmediatamente 3 semillas de calabaza en cada una.
Las
plantas de calabaza germinadas se cuidan esmeradamente y a los 35 días
aproximadamente se extraen cuidadosamente rompiendo las bolsas y desgranando la
tierra. Se lavan y se observa de ser posible con un lente de aumento. La
presencia de nódulos o protuberancias pequeñas en las raíces indican la
presencia de nemátodos. Debemos recordar que por este procedimiento sólo
podemos estudiar la presencia o no de los nemátodos. La confirmación de la
presencia y determinación del grado en que se encuentran es posible con
técnicas especializadas disponibles en los laboratorios.
Este
estudio es necesario pues se plantea que áreas con gradología de nematodos
superior a 2 en la escala de 5 no son apropiadas, requiriendo prácticas
eficientes de desinfección química del suelo. Las áreas con gradología 1 ó 2,
pueden utilizarse pero tomando medidas tales como el movimiento del suelo y su
desinfección por métodos ya sean alternativos o químico - físicos.
Estas
pruebas antes descritas, son necesarias también para el suelo que se va a tomar
de otro lugar y para las fuentes orgánicas. Las características del muestreo se
adaptan a las del objetivo perseguido. La superficie del suelo deberá quedar lo
mas uniforme posible en cuanto al microrrelieve para facilitar el trabajo y el
drenaje del área. Las prácticas alternativas para el control de nemátodos y
otras plagas del suelo serán estudiadas en próximas unidades. Sin embargo por
el momento es importante conocer que el movimiento del suelo y la materia
orgánica y su exposición a la radiación solar, manteniéndola limpia de
vegetación es una medida de probada eficacia.
El efecto
de la radiación solar se multiplica si se cubre el suelo movido con una lámina
de polietileno transparente. Esta práctica se inserta como complemento a la
preparación del terreno. La construcción de las zanjas de drenaje es una de las
labores que más requiere atención, sobre todo cuando es posible la escorrentía
del agua hacia el terreno en preparación procedente de áreas más altas
aledañas. La construcción de los drenajes requiere de mucha observación y si el
área fuese muy complicada y Ud. no dispone de experiencia, el mejor método es
visitarla cuando esté ocurriendo una lluvia abundante.
El cauce
natural que tome el agua será el mejor indicador para diseñar su drenaje, claro
está, adaptándolo al diseño general de la instalación. Un terreno para la
construcción del organopónico está listo cuando es posible hacer el replanteo y
trazado de los canteros sin ningún obstáculo.
El
sustrato de los organopónicos, es una mezcla de suelo de los horizontes del
perfil que conforman la capa vegetal y distintas fuentes de materia orgánica,
que depositados sobre el terreno en canteros construidos con diversas
alternativas de materiales, sirven de soporte mecánico y nutritivo al cultivo
de plantas. Sin embargo el sustrato de los organopónicos puede estar formado
por otros materiales. En ocasiones se requiere una capa de gravas como drenaje
y en otras en que está disponible se utiliza por sus ventajas la Zeolita.
La
calidad del sustrato preparado en los organopónicos es uno de los factores más
importantes de los rendimientos y calidad de las cosechas. El sustrato inicial,
es decir el primero con el que se rellena el cantero, es la base para su
posterior manejo. Si hemos partido de una mezcla inicial no apropiada será muy
difícil resolver sus limitantes con el manejo posterior. En el caso de una
buena mezcla inicial, la restauración de la fertilidad del sustrato puede
lograrse con un buen manejo, en el que se incluye la reposición gradual del
mismo con mezclas apropiadas.
Componentes del sustrato
Los
componentes del sustrato para el cultivo en organopónicos pueden ser varios,
pero en lo fundamental son el suelo y la materia orgánica procedente de
distintas fuentes.
Suelo
Las
características del suelo para el organopónico serán las mismas que las de un
suelo fértil apropiado para el cultivo. La porción del suelo utilizable para el
sustrato es la que proviene de la capa vegetal, es decir los horizontes
orgánicos del perfil que se caracterizan por poseer elementos disponibles y
asimilables para la nutrición vegetal, así como materia orgánica y actividad
microbiana, es decir, la actividad de los microorganismos del suelo que entran
en una relación beneficiosa con las plantas y que conforman la llamada
rizosfera.
En la
mayor parte de los casos el suelo con estas características no está disponible
o totalmente disponible en el propio terreno sobre el cual se construirá el
organopónico. Por esta razón se requiere localizar una fuente apropiada capaz
de satisfacer esta demanda.
En
ocasiones se hacen movimientos de tierras que eliminan la capa vegetal para la
construcción, en otras existen áreas marginales no aptas para un cultivo
intensivo de las cuales se pueden extraer capas de suelo sin invalidarlas para
el cultivo forestal y en otros casos suelos no aptos para el cultivo por
razones de drenaje que cuando se mezclan con materiales orgánicos pueden dar
lugar a un buen sustrato para el cultivo.
En
cualquiera de las circunstancias, se requiere la evaluación de la aptitud del
suelo a través de su estudio, el cual en ocasiones requiere de servicios
especializados. Las características de un suelo apropiado para su uso como
componente del sustrato son las mismas que las de un suelo apto para el
cultivo, en cuanto a su textura y estructura, porosidad, capacidad de retención
de humedad, friabilidad, contenido de nutrientes (Nitrógeno, Fósforo,
Potasio,
Calcio,
Magnesio,
entre otros elementos macro y micronutrientes), capacidad de intercambio
iónico, reacción (pH), contenido de materia orgánica, contenido salino,
actividad biológica.
Materia orgánica
Las
fuentes de materia orgánica que pueden utilizarse son diversas. Los estiércoles
producidos por la crianza de animales son las fuentes naturales más ricas y con
mejores propiedades. Sin embargo el productor orgánico tiene que atender a sus
características en el caso de estiércoles obtenidos de crías intensivas
animales en las que puedan haberse incorporado elementos no orgánicos a los
mismos. Los estiércoles más frecuentes son los que provienen de las crías y
explotaciones ovinas, caprinas, vacunas, equinas, porcinas y avícolas
(gallinazas). Ahora bien, existen otras fuentes de materia orgánica utilizables
que provienen de residuos de procesos de beneficio e industria tales como la
cachaza (subproducto de la industria azucarera a partir de la caña de azúcar),
pajas de beneficio de granos (frijol, arroz, trigo) y la pulpa de café, así
como la biomasa proveniente de residuos de cosechas y zacates o vegetación
espontánea. La materia orgánica utilizable para los sustratos tiene que estar
totalmente descompuesta o “curada” como se dice corrientemente. Este estado
puede comprobarse a simple vista cuando al tocar las fuentes se encuentran a
temperatura ambiente, su color es oscuro y uniforme y ha perdido su olor
característico original. Según se ha podido comprobar lo mejor para conformar
el componente orgánico para la mezcla en el sustrato es obtener un compost a
partir de las fuentes disponibles. El compost puede obtenerse por las
siguientes vías:
Compost natural
Compost
resultante del proceso de biodigestores para la obtención de biogás como fuente
alternativa de energía rural. Compost artificial con la inoculación de
microorganismos (Biotierra) Compost obtenido por la cría de lombrices (Humus de
lombriz o Vermicomposta). Los distintos materiales orgánicos disponibles
(estiércoles o residuos), tienen distintas características físicas y químicas.
La práctica ideal cuando se conforma el componente orgánico para la mezcla con
el suelo en el sustrato es obtener un Compost en el que los distintos
materiales hayan sido mezclados. Esto permite uniformar las características de
los materiales disponibles y atenuar características indeseables en alguno de
los portadores. Por ejemplo cuando se compostea mezclando estiércoles con
residuos de gramíneas (zacates de gramíneas: plantas de la familia botánica
Poaceae), se atenúa el aspecto negativo que representa una alta relación C/N
(Carbono / Nitrógeno) de los residuos de gramíneas. Considérese que estos
residuos en ocasiones pueden estar en mayor abundancia que los estiércoles. Las
técnicas para producir compost naturalmente son diversas (Véase el Capítulo V).
Ellas están en dependencia de las características de los materiales que se
compostean. La producción de abonos orgánicos en general, abarca variados
procedimientos, que van desde sencillas tecnologías como es el caso de la producción
de humus de lombriz, hasta complejos procesos tecnológicos, como puede ser el
composteo de las basuras urbanas de grandes ciudades. Entiéndase que la
elaboración de sustratos para los organopónicos, no excluye el uso directo en
la mezcla de la fuente original en buen estado de descomposición. Sin embargo
el composteo permite aprovechar mejor todos los residuos disponibles. También
es importante considerar el objetivo del material orgánico que se pretende
obtener y las condiciones en que se trabaja. Por ejemplo: Para el fomento
inicial del organopónico quizás no se disponga del tiempo y si de las fuentes
directas, en este caso es preferible utilizarlas directamente en la mezcla y
entonces trabajar en la producción de compost y preferiblemente en el humus de
lombriz y/o abonos orgánicos fermentados (Bocashi) para la práctica de manejo
posterior del sustrato por incorporación del abono orgánico para mantener su
fertilidad. En el sustrato inicial se puede utilizar la fuente de materia
orgánica directa o la mezcla de distintas fuentes también directamente, es
decir sin compostear. Esto es así cuando se dispone de una fuente abundante y
más cuando es de origen animal. Según habíamos estudiado anteriormente, es
aconsejable producir previamente un Compost a partir de los materiales
disponibles para obtener la fuente de materia orgánica que conformará el
sustrato. De las distintas vías mencionadas para obtener este material, dada la
necesidad de tiempo y recursos y su idoneidad en sentido general, quizás la más
apropiadas sean la producción de compost sin inoculación (natural) y con el uso
de inóculos de laboratorio.
Zeolitas
La
Zeolita puede ser uno de los componentes del sustrato. Es un mineral que se
encuentra en la naturaleza en yacimientos naturales que tiene una alta
capacidad e intercambio iónico, que favorece la nutrición mineral y la
retención de humedad. Este material le confiere al sustrato condiciones físicas
adecuadas, evitando la compactación y favoreciendo el drenaje y la aireación.
El efecto beneficioso del uso de las zeolitas provenientes de yacimientos
cubanos como componente de los sustratos, ha sido ampliamente probado en Cuba
en los organopónicos. La granulometría de este material deberá estar entre 1 -
5 mm de diámetro. Los tamaños menores retienen mucho la humedad pudiendo
provocar, en ocasiones, escasez de agua a los cultivos.
Preparación del sustrato
Todos los
componentes del sustrato deben ser mezclados uniformemente, lo cual solo se
consigue efectivamente cuando esta operación se hace antes del llenado del
cantero, es decir antes de ser depositado en los contenedores.
La mezcla
utilizada como sustrato deberá garantizar las mejores condiciones físicas y
químicas, de forma que se mantenga la textura y estructura óptimas del material
que garantice porosidad, capacidad de retención de humedad, drenaje, aireación,
contenido de nutrientes asimilables, reacción (pH) y que se logren equilibrios
internutrientes capaces de expresarse en la asimilabilidad y no antagonismo de
los mismos.
Han sido
comprobados experimentalmente los mejores resultados en los rendimientos cuando
se realizan mezclas homogéneas de los componentes del sustrato que cuando se
ubican en los contenedores por capas o estratos. La mezcla de los componentes
se hará en distintas proporciones atendiendo a las fuentes que van a ser
utilizadas y a la calidad de las mismas.
Los
sustratos deben contener abundante material de origen orgánico en una
proporción no menor del 50 % en volumen. Su proporción respecto al suelo
puede aumentar para el caso de que el suelo utilizado sea de no muy buena
fertilidad. Si se dispone del material Zeolita natural, se utilizará junto a la
materia orgánica y el suelo en proporción de 1: 1: 1, es decir cada uno en
partes iguales.
El
componente Materia orgánica, no debe proceder, según se explicaba en epígrafes
anteriores de una sola fuente, debiéndose mezclar las fuentes de origen vegetal
con las de origen animal lo mas uniformemente posible. Una mezcla homogénea
conducirá a los mejores resultados, siendo a su vez un factor de gran
importancia para el manejo futuro de los sustratos y aún mas si se pretende
realizar un monitoreo de las propiedades físico - químicas especializado a fin
de evaluar la fertilidad y tomar decisiones técnicas sobre las enmiendas a
practicar.
El sustrato ideal
Esta es
una cuestión muy discutida. Para su análisis será utilizado en primer lugar el
criterio de científicos que han trabajado sobre el tema y en segundo lugar el
criterio de la práctica: la caracterización de sustratos en los que se han
obtenido altos rendimientos bajo un manejo intensivo de cultivo pero con un
manejo apropiado del mismo y de la nutrición vegetal.
El
término sustrato, aplicado a la Horticultura, ha sido
definido por Abad (1993)
como todo material sólido distinto del suelo, natural o de síntesis, mineral u
orgánico, que, colocado en un contenedor, en forma pura o en mezcla, permite el
anclaje del sistema de raíces, desempeñando por tanto, un papel de soporte para
la planta.
Se aplica
además a esta definición el hecho de que el sustrato puede o no intervenir en
el complejo proceso de la nutrición vegetal. A la pregunta de que si existe o
no el sustrato ideal, Abad (1993), respondió que la respuesta obvia es no, pues
el mejor medio de cultivo para cada caso concreto varía en dependencia de
numerosos factores: tipo de material vegetal, especie de cultivo, condiciones
climáticas, tecnología de cultivo, factores económicos y de mercado.
Para el
caso particular de los sustratos en el cultivo organopónico se debe considerar
que se trata de un sustrato compuesto aproximadamente por mitad materia
orgánica y mitad suelo de la capa arable y en algunos otros materiales como la
turba y la zeolita. En este caso la complejidad del análisis de un sustrato es
obvia pues prácticamente no habrá dos mezclas idénticas ya que estarán en
dependencia del origen de los materiales que se emplean en su elaboración.
Lo que
siempre se desea en un sustrato hortícola son sus adecuadas condiciones
físicas, químicas y biológicas, así como su compatibilidad con la tecnología en
uso y factibilidad económica de empleo. Las condiciones de cultivo óptimas para
la mayoría de las especies de hortalizas cultivadas en organopónico
corresponden a las siguientes características del sustrato: En cuanto a sus
propiedades físicas:
- Elevada capacidad de retención de humedad y aireación, dadas por una estructura y estructura equilibradas.
- Baja densidad aparente.
- Elevada porosidad
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