martes, 26 de abril de 2016

La explotación organopónico (Segunda parte)



(2da. parte)El área
La decisión sobre el área debe responder a los siguientes requisitos:
  • La construcción se realizará en áreas de suelos áridos, como condición para la que más se justifica este tipo de cultivo.
  • El área seleccionada o disponible deberá estar lo más cercana posible al consumidor.
  • Áreas con buen drenaje superficial e interno del suelo, dados por pendientes ligeras y suelo permeable.
  • Superficie llana libre de obstáculos y árboles.
  • Las características climáticas de la zona deben responder a las exigencias mínimas de los cultivos de hortalizas.
  • Disponibilidad de agua. Disponibilidad de fuerza de trabajo.
  • Disponibilidad de acceso al lugar.
  • Disponibilidad cercana de materiales para elaborar los sustratos.
No todas las áreas cumplen con todos los requisitos o condiciones ideales, por lo que ante la presencia de factores limitantes, se procederá a analizar bajo que condiciones y de que forma es posible atenuar o invalidar su efecto.
Por ejemplo: Los vientos predominantes de la zona provocan afectaciones de importancia al cultivo de vegetales de hojas. Este se constituye en un factor limitante para el área, sin embargo, su efecto puede enmendarse con la siembra de una cortina de árboles rompevientos. Pero esta cortina se hará en una posición que no proyecte sombra a los canteros y con una especie que tenga una o varias utilidades secundarias a la instalación, digamos la producción de flores para la apicultura (cría de Abejas), el soporte de la cerca perimetral, uso energético o para la alimentación de animales, etc.
Las mayores garantías del estudio del área para la construcción del organopónico estarán dadas cuando se han estudiado el agua, el suelo y las fuentes de materia orgánica con la ayuda de servicios técnicos especializados. Esto es importante pues puede darse el caso de aguas de mala calidad biológica y/o extremadamente salinas que no son apropiadas para distintos vegetales e invalidan los productos para el consumo humano.
El suelo como componente del sustrato requiere la mayor atención. Al respecto debemos reflexionar y pensar que los mismos factores limitantes del suelo “in situ”, serán trasladados al sustrato en los canteros si no los consideramos y tratamos adecuadamente.
Al cultivo organopónico en las ciudades se le ha atribuido como una de sus ventajas más importantes, el hecho de lograr productos de primera calidad biológica y que por su cercanía a los consumidores estos pueden ser adquiridos frescos y en buen estado, lo cual de esta forma evita los daños en la transportación y/o costos adicionales.
La disponibilidad de fuerza de trabajo está en estrecha correlación con el tamaño del organopónico determinando el área de cultivo. Para comprender mejor este planteamiento, baste decir que existen fases en determinados cultivos que demandan un riego cuidadoso dos veces al día y que la mayor parte de las labores que se realizan son manuales. Esto se traduce en que al igual que los semilleros y viveros el organopónico es una modalidad de cultivo que demanda gran dedicación y por lo tanto cantidad de fuerza de trabajo.
El diseño constructivo
Se deberán considerar los siguientes elementos:
Orientación de los canteros
Los canteros se orientarán con relación a su longitud siempre que sea posible, en sentido de norte a sur.
Drenaje
El nivel óptimo es el que corresponde a una diferencia entre ambos extremos del cantero del 1 al 2%. El drenaje puede favorecerse con el uso de gravas en el fondo de los canteros y en los pasillos. El uso de materiales de grava en los pasillos es también útil como medida para controlar las malezas.
Dimensiones de los canteros
Largo: menos de 30 m. Ancho: 1,20 m máximo Profundidad: 0,30 m efectiva mínima Ancho de los pasillos entre canteros: 0,50 m En el caso de que se disponga de sistemas de riego por aspersión o micro aspersión la disposición de los canteros se adecuará al sistema disponible. Las calles, es decir los espacios entre bloques de canteros, podrán dimensionarse alrededor de 2 m en dependencia de las necesidades, siendo importante lograr un espacio mínimo de 2,50 m entre los canteros y el cercado perimetral, que permita construir zanjas de drenaje, transitar para hacer labores y contar con un espacio de protección fitosanitaria y/o para la adopción de otras medidas como cultivos protectores, etc. La profundidad del sustrato es un aspecto de gran importancia, no debiendo ser menos de 30 cm sobre la superficie del suelo para los canteros tradicionales. Debe considerarse además si se va a usar algún material de drenaje en el fondo del cantero para definir la altura del contén. Generalmente se hacen contenes de mayor altura que la correspondiente al mínimo de profundidad del sustrato.
Canteros Chinos:
Es una alternativa que no requiere el uso de contenes laterales. Se cava y saca la capa de suelo correspondiente a los primeros 30 cm de profundidad, se remueve o picotea con tridente el fondo hasta una profundidad de unos 30 cm más.
Luego se conforma la mezcla suelo + materia orgánica en las proporciones que corresponda y se rellena el cantero conformándose el mismo por encima de la superficie del suelo sin contén. También puede usarse la variante de hacer un contén de mínima altura.
El trazado de la disposición de los canteros se podrá hacer utilizando cordeles y estaquillas que permitan su alineación de acuerdo a los requisitos antes mencionados. El ancho efectivo del cantero estará dado por las características de los contenes a utilizar. Aquí debe tenerse en cuenta que el ancho de los canteros de 1,20 m está determinado por la distancia a la cual una persona puede trabajar manualmente desde ambos bordes del cantero hasta el centro. Por esta razón el uso de contenes lo mas estrechos posible permitirá un mejor aprovechamiento del área de cultivo.
El replanteo de las distintas estructuras del organopónico debe considerar todos sus componentes. Por ejemplo: Pudiera darse el caso en el que se pretenda establecer el Árbol del Nim para obtener el extracto natural de sus semillas como pesticida natural, resulta conveniente considerar el área para el establecimiento de los árboles a partir de calcular el área de cada árbol en fase de explotación (diámetro de la copa, etc.), lo cual lógicamente es necesario tener en cuenta en la planificación de los espacios.
Preparación del área
La preparación del terreno incluye en primer lugar la eliminación de los obstáculos y la separación de los materiales que puedan resultar útiles (piedras, troncos, gravas, residuos vegetales, etc.), éstos se separarán y agruparán en espacios que no impidan la realización del resto de las labores.
No siempre es posible eliminar todos los obstáculos por lo que quizás resulte necesario adaptar el trazado y construcción de los canteros a las condiciones existentes. Se debe evaluar la posible utilización del suelo aprovechable del propio lugar, pues es este uno de los recursos que cuesta su disponibilidad y traslado. En este caso el estudio del material presente es requisito indispensable en cuanto a sus propiedades Físicas y Químicas, así como su posible infestación por nemátodos Fitoparásitos. Las condiciones ideales del suelo a utilizar para conformar el sustrato son las del horizonte orgánico del perfil.
En dependencia del tipo de suelo este horizonte se identifica por una coloración más oscura y textura adecuadas al tacto que no denotan plasticidad o textura arenosa excesiva. Son las características normales de la superficie de los suelos fértiles. Cuando no se dispone de los métodos de análisis de laboratorio, la apreciación de las características de la vegetación que crece espontáneamente en el lugar es un indicador bastante seguro.
La determinación de la presencia de nemátodos puede hacerse observando las raíces de especies hospederas que crecen espontáneamente en el lugar o a través del uso de plantas indicadoras. La planta indicadora mas apropiada para determinar la presencia de nódulos en las raíces por nemátodos de este género es la calabaza. Para esta prueba se procede a tomar una muestra de suelo procedente de 25 puntos por cada hectárea de superficie (1 ha = 10 000 m2) siguiendo las dos líneas diagonales el área. En cada punto se toma una submuestras que corresponde a tomar el suelo a una profundidad de 5 a 30 cm, lo cual consiste en limpiar y desechar los 5 cm de la capa superficial y después tomarlo hasta los 30 cm. Después se unen las submuestras mezclándolas uniformemente. Con este suelo se llenan tres bolsos de polietileno de tamaño mínimo 14 x 22 cm, en las que se siembran inmediatamente 3 semillas de calabaza en cada una.
Las plantas de calabaza germinadas se cuidan esmeradamente y a los 35 días aproximadamente se extraen cuidadosamente rompiendo las bolsas y desgranando la tierra. Se lavan y se observa de ser posible con un lente de aumento. La presencia de nódulos o protuberancias pequeñas en las raíces indican la presencia de nemátodos. Debemos recordar que por este procedimiento sólo podemos estudiar la presencia o no de los nemátodos. La confirmación de la presencia y determinación del grado en que se encuentran es posible con técnicas especializadas disponibles en los laboratorios.
Este estudio es necesario pues se plantea que áreas con gradología de nematodos superior a 2 en la escala de 5 no son apropiadas, requiriendo prácticas eficientes de desinfección química del suelo. Las áreas con gradología 1 ó 2, pueden utilizarse pero tomando medidas tales como el movimiento del suelo y su desinfección por métodos ya sean alternativos o químico - físicos.
Estas pruebas antes descritas, son necesarias también para el suelo que se va a tomar de otro lugar y para las fuentes orgánicas. Las características del muestreo se adaptan a las del objetivo perseguido. La superficie del suelo deberá quedar lo mas uniforme posible en cuanto al microrrelieve para facilitar el trabajo y el drenaje del área. Las prácticas alternativas para el control de nemátodos y otras plagas del suelo serán estudiadas en próximas unidades. Sin embargo por el momento es importante conocer que el movimiento del suelo y la materia orgánica y su exposición a la radiación solar, manteniéndola limpia de vegetación es una medida de probada eficacia.
El efecto de la radiación solar se multiplica si se cubre el suelo movido con una lámina de polietileno transparente. Esta práctica se inserta como complemento a la preparación del terreno. La construcción de las zanjas de drenaje es una de las labores que más requiere atención, sobre todo cuando es posible la escorrentía del agua hacia el terreno en preparación procedente de áreas más altas aledañas. La construcción de los drenajes requiere de mucha observación y si el área fuese muy complicada y Ud. no dispone de experiencia, el mejor método es visitarla cuando esté ocurriendo una lluvia abundante.
El cauce natural que tome el agua será el mejor indicador para diseñar su drenaje, claro está, adaptándolo al diseño general de la instalación. Un terreno para la construcción del organopónico está listo cuando es posible hacer el replanteo y trazado de los canteros sin ningún obstáculo.
El sustrato de los organopónicos, es una mezcla de suelo de los horizontes del perfil que conforman la capa vegetal y distintas fuentes de materia orgánica, que depositados sobre el terreno en canteros construidos con diversas alternativas de materiales, sirven de soporte mecánico y nutritivo al cultivo de plantas. Sin embargo el sustrato de los organopónicos puede estar formado por otros materiales. En ocasiones se requiere una capa de gravas como drenaje y en otras en que está disponible se utiliza por sus ventajas la Zeolita.
La calidad del sustrato preparado en los organopónicos es uno de los factores más importantes de los rendimientos y calidad de las cosechas. El sustrato inicial, es decir el primero con el que se rellena el cantero, es la base para su posterior manejo. Si hemos partido de una mezcla inicial no apropiada será muy difícil resolver sus limitantes con el manejo posterior. En el caso de una buena mezcla inicial, la restauración de la fertilidad del sustrato puede lograrse con un buen manejo, en el que se incluye la reposición gradual del mismo con mezclas apropiadas.
Componentes del sustrato
Los componentes del sustrato para el cultivo en organopónicos pueden ser varios, pero en lo fundamental son el suelo y la materia orgánica procedente de distintas fuentes.
Suelo
Las características del suelo para el organopónico serán las mismas que las de un suelo fértil apropiado para el cultivo. La porción del suelo utilizable para el sustrato es la que proviene de la capa vegetal, es decir los horizontes orgánicos del perfil que se caracterizan por poseer elementos disponibles y asimilables para la nutrición vegetal, así como materia orgánica y actividad microbiana, es decir, la actividad de los microorganismos del suelo que entran en una relación beneficiosa con las plantas y que conforman la llamada rizosfera.
En la mayor parte de los casos el suelo con estas características no está disponible o totalmente disponible en el propio terreno sobre el cual se construirá el organopónico. Por esta razón se requiere localizar una fuente apropiada capaz de satisfacer esta demanda.
En ocasiones se hacen movimientos de tierras que eliminan la capa vegetal para la construcción, en otras existen áreas marginales no aptas para un cultivo intensivo de las cuales se pueden extraer capas de suelo sin invalidarlas para el cultivo forestal y en otros casos suelos no aptos para el cultivo por razones de drenaje que cuando se mezclan con materiales orgánicos pueden dar lugar a un buen sustrato para el cultivo.
En cualquiera de las circunstancias, se requiere la evaluación de la aptitud del suelo a través de su estudio, el cual en ocasiones requiere de servicios especializados. Las características de un suelo apropiado para su uso como componente del sustrato son las mismas que las de un suelo apto para el cultivo, en cuanto a su textura y estructura, porosidad, capacidad de retención de humedad, friabilidad, contenido de nutrientes (Nitrógeno, Fósforo, Potasio, Calcio, Magnesio, entre otros elementos macro y micronutrientes), capacidad de intercambio iónico, reacción (pH), contenido de materia orgánica, contenido salino, actividad biológica.
Materia orgánica
Las fuentes de materia orgánica que pueden utilizarse son diversas. Los estiércoles producidos por la crianza de animales son las fuentes naturales más ricas y con mejores propiedades. Sin embargo el productor orgánico tiene que atender a sus características en el caso de estiércoles obtenidos de crías intensivas animales en las que puedan haberse incorporado elementos no orgánicos a los mismos. Los estiércoles más frecuentes son los que provienen de las crías y explotaciones ovinas, caprinas, vacunas, equinas, porcinas y avícolas (gallinazas). Ahora bien, existen otras fuentes de materia orgánica utilizables que provienen de residuos de procesos de beneficio e industria tales como la cachaza (subproducto de la industria azucarera a partir de la caña de azúcar), pajas de beneficio de granos (frijol, arroz, trigo) y la pulpa de café, así como la biomasa proveniente de residuos de cosechas y zacates o vegetación espontánea. La materia orgánica utilizable para los sustratos tiene que estar totalmente descompuesta o “curada” como se dice corrientemente. Este estado puede comprobarse a simple vista cuando al tocar las fuentes se encuentran a temperatura ambiente, su color es oscuro y uniforme y ha perdido su olor característico original. Según se ha podido comprobar lo mejor para conformar el componente orgánico para la mezcla en el sustrato es obtener un compost a partir de las fuentes disponibles. El compost puede obtenerse por las siguientes vías:
Compost natural
Compost resultante del proceso de biodigestores para la obtención de biogás como fuente alternativa de energía rural. Compost artificial con la inoculación de microorganismos (Biotierra) Compost obtenido por la cría de lombrices (Humus de lombriz o Vermicomposta). Los distintos materiales orgánicos disponibles (estiércoles o residuos), tienen distintas características físicas y químicas. La práctica ideal cuando se conforma el componente orgánico para la mezcla con el suelo en el sustrato es obtener un Compost en el que los distintos materiales hayan sido mezclados. Esto permite uniformar las características de los materiales disponibles y atenuar características indeseables en alguno de los portadores. Por ejemplo cuando se compostea mezclando estiércoles con residuos de gramíneas (zacates de gramíneas: plantas de la familia botánica Poaceae), se atenúa el aspecto negativo que representa una alta relación C/N (Carbono / Nitrógeno) de los residuos de gramíneas. Considérese que estos residuos en ocasiones pueden estar en mayor abundancia que los estiércoles. Las técnicas para producir compost naturalmente son diversas (Véase el Capítulo V). Ellas están en dependencia de las características de los materiales que se compostean. La producción de abonos orgánicos en general, abarca variados procedimientos, que van desde sencillas tecnologías como es el caso de la producción de humus de lombriz, hasta complejos procesos tecnológicos, como puede ser el composteo de las basuras urbanas de grandes ciudades. Entiéndase que la elaboración de sustratos para los organopónicos, no excluye el uso directo en la mezcla de la fuente original en buen estado de descomposición. Sin embargo el composteo permite aprovechar mejor todos los residuos disponibles. También es importante considerar el objetivo del material orgánico que se pretende obtener y las condiciones en que se trabaja. Por ejemplo: Para el fomento inicial del organopónico quizás no se disponga del tiempo y si de las fuentes directas, en este caso es preferible utilizarlas directamente en la mezcla y entonces trabajar en la producción de compost y preferiblemente en el humus de lombriz y/o abonos orgánicos fermentados (Bocashi) para la práctica de manejo posterior del sustrato por incorporación del abono orgánico para mantener su fertilidad. En el sustrato inicial se puede utilizar la fuente de materia orgánica directa o la mezcla de distintas fuentes también directamente, es decir sin compostear. Esto es así cuando se dispone de una fuente abundante y más cuando es de origen animal. Según habíamos estudiado anteriormente, es aconsejable producir previamente un Compost a partir de los materiales disponibles para obtener la fuente de materia orgánica que conformará el sustrato. De las distintas vías mencionadas para obtener este material, dada la necesidad de tiempo y recursos y su idoneidad en sentido general, quizás la más apropiadas sean la producción de compost sin inoculación (natural) y con el uso de inóculos de laboratorio.
Zeolitas
La Zeolita puede ser uno de los componentes del sustrato. Es un mineral que se encuentra en la naturaleza en yacimientos naturales que tiene una alta capacidad e intercambio iónico, que favorece la nutrición mineral y la retención de humedad. Este material le confiere al sustrato condiciones físicas adecuadas, evitando la compactación y favoreciendo el drenaje y la aireación. El efecto beneficioso del uso de las zeolitas provenientes de yacimientos cubanos como componente de los sustratos, ha sido ampliamente probado en Cuba en los organopónicos. La granulometría de este material deberá estar entre 1 - 5 mm de diámetro. Los tamaños menores retienen mucho la humedad pudiendo provocar, en ocasiones, escasez de agua a los cultivos.
Preparación del sustrato
Todos los componentes del sustrato deben ser mezclados uniformemente, lo cual solo se consigue efectivamente cuando esta operación se hace antes del llenado del cantero, es decir antes de ser depositado en los contenedores.
La mezcla utilizada como sustrato deberá garantizar las mejores condiciones físicas y químicas, de forma que se mantenga la textura y estructura óptimas del material que garantice porosidad, capacidad de retención de humedad, drenaje, aireación, contenido de nutrientes asimilables, reacción (pH) y que se logren equilibrios internutrientes capaces de expresarse en la asimilabilidad y no antagonismo de los mismos.
Han sido comprobados experimentalmente los mejores resultados en los rendimientos cuando se realizan mezclas homogéneas de los componentes del sustrato que cuando se ubican en los contenedores por capas o estratos. La mezcla de los componentes se hará en distintas proporciones atendiendo a las fuentes que van a ser utilizadas y a la calidad de las mismas.
Los sustratos deben contener abundante material de origen orgánico en una proporción no menor del 50 % en volumen. Su proporción respecto al suelo puede aumentar para el caso de que el suelo utilizado sea de no muy buena fertilidad. Si se dispone del material Zeolita natural, se utilizará junto a la materia orgánica y el suelo en proporción de 1: 1: 1, es decir cada uno en partes iguales.
El componente Materia orgánica, no debe proceder, según se explicaba en epígrafes anteriores de una sola fuente, debiéndose mezclar las fuentes de origen vegetal con las de origen animal lo mas uniformemente posible. Una mezcla homogénea conducirá a los mejores resultados, siendo a su vez un factor de gran importancia para el manejo futuro de los sustratos y aún mas si se pretende realizar un monitoreo de las propiedades físico - químicas especializado a fin de evaluar la fertilidad y tomar decisiones técnicas sobre las enmiendas a practicar.
El sustrato ideal
Esta es una cuestión muy discutida. Para su análisis será utilizado en primer lugar el criterio de científicos que han trabajado sobre el tema y en segundo lugar el criterio de la práctica: la caracterización de sustratos en los que se han obtenido altos rendimientos bajo un manejo intensivo de cultivo pero con un manejo apropiado del mismo y de la nutrición vegetal.
El término sustrato, aplicado a la Horticultura, ha sido definido por Abad (1993) como todo material sólido distinto del suelo, natural o de síntesis, mineral u orgánico, que, colocado en un contenedor, en forma pura o en mezcla, permite el anclaje del sistema de raíces, desempeñando por tanto, un papel de soporte para la planta.
Se aplica además a esta definición el hecho de que el sustrato puede o no intervenir en el complejo proceso de la nutrición vegetal. A la pregunta de que si existe o no el sustrato ideal, Abad (1993), respondió que la respuesta obvia es no, pues el mejor medio de cultivo para cada caso concreto varía en dependencia de numerosos factores: tipo de material vegetal, especie de cultivo, condiciones climáticas, tecnología de cultivo, factores económicos y de mercado.
Para el caso particular de los sustratos en el cultivo organopónico se debe considerar que se trata de un sustrato compuesto aproximadamente por mitad materia orgánica y mitad suelo de la capa arable y en algunos otros materiales como la turba y la zeolita. En este caso la complejidad del análisis de un sustrato es obvia pues prácticamente no habrá dos mezclas idénticas ya que estarán en dependencia del origen de los materiales que se emplean en su elaboración.
Lo que siempre se desea en un sustrato hortícola son sus adecuadas condiciones físicas, químicas y biológicas, así como su compatibilidad con la tecnología en uso y factibilidad económica de empleo. Las condiciones de cultivo óptimas para la mayoría de las especies de hortalizas cultivadas en organopónico corresponden a las siguientes características del sustrato: En cuanto a sus propiedades físicas:
  • Elevada capacidad de retención de humedad y aireación, dadas por una estructura y estructura equilibradas.
  • Baja densidad aparente.
  • Elevada porosidad

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