...No todo lo que consumen nuestros hijos e hijas, es siempre saludable. CUIDADO!!
Un estudio revela que entre el 15 y
el 20 por ciento de la población infantil presenta problemas de
sobrepeso y obesidad, cifra que preocupa a especialistas dominicanos que
cada vez reciben en sus consultas niños acarreando problemas de
adultos.
Cuando el especialista pregunta qué come el niño, los
padres terminan "tartamudeando" sobre niños que imponen antojos fuera de
toda lógica, dulces y comida chatarra. ¡Que la fiebre está en la
sábana, vamos!
¿Qué son las comidas chatarras?
Son alimentos con altos niveles de azúcar, grasa y sal, altamente procesados, ricos en harinas refinadas, grasas saturadas y con saborizantes, conservadores y colorantes artificiales.
Su aporte nutricional es básicamente nulo y su consumo regular nos deja expuestos a enfermedades cardíacas, hipertensión, diabetes e incluso algunos tipos de cáncer.
El número de países que se suman a la preocupación de los expertos aumenta a la par que los niños obesos, cuya cifra global asciende a 117 millones. De esos, el 18%, es decir, 22 millones de pequeños, ni siquiera han comenzando la escuela.
Para los especialistas, el modelo agroalimentario industrial ha destruido las dietas tradicionales nutritivas y balanceadas, dando paso al consumo masivo de alimentos procesados, ricos en harinas refinadas, grasas saturadas y saborizantes y colores artificiales. Este tipo de comida ha profundizado la desnutrición en las poblaciones más pobres y la obesidad en general. La situación entre niños de 5 a 11 años es alarmante, lo que ha llevado que en muchos países desarrollados como Inglaterra, Suecia y Noruega, se haya prohibido no sólo la venta de productos nocivos, sino también la publicidad.
Comience por casa:
No se discute que es mucho más fácil darle una "fundita" al niño, que preparar un sándwich, pero nadie dijo que criar fuera sencillo, ni que podíamos hacerlo con el mínimo esfuerzo. Saque tiempo para preparar un menú de desayuno y de meriendas (asumiendo que el niño come en la casa el resto de las comidas con supervisión) en la cantidad y variedad adecuadas para la edad de los niños y su nivel de actividad.
Los buenos hábitos se crean y los malos hábitos se modifican con perseverancia y constancia.
Enfrentando la situación:
Sin dejar de lado la importancia de unas adecuadas políticas públicas sobre el tema, la realidad es que las decisiones de lo que comen nuestros hijos en edad vulnerable son responsabilidad exclusiva de los padres.
•Debemos reforzar los hábitos positivos en la casa: alimentación rica en frutas y verduras, combinando los diferentes grupos de alimentos, sin exclusiones. Aumentar el consumo de agua natural y en lugar de ver muchas horas de televisión, dedicar tiempo a la actividad física.
•Tomar conciencia, difundir este tipo de informaciones y si somos consumidores de este tipo de alimentos, ir cambiando nuestros hábitos.
•Estas iniciativas deben ir acompañadas de programas educativos que modifiquen la cultura alimenticia de niños, jóvenes y adultos, en todos los niveles de educación y establecer códigos de publicidad responsable de alimentos dirigida a los niños.
¿Qué son las comidas chatarras?
Son alimentos con altos niveles de azúcar, grasa y sal, altamente procesados, ricos en harinas refinadas, grasas saturadas y con saborizantes, conservadores y colorantes artificiales.
Su aporte nutricional es básicamente nulo y su consumo regular nos deja expuestos a enfermedades cardíacas, hipertensión, diabetes e incluso algunos tipos de cáncer.
El número de países que se suman a la preocupación de los expertos aumenta a la par que los niños obesos, cuya cifra global asciende a 117 millones. De esos, el 18%, es decir, 22 millones de pequeños, ni siquiera han comenzando la escuela.
Para los especialistas, el modelo agroalimentario industrial ha destruido las dietas tradicionales nutritivas y balanceadas, dando paso al consumo masivo de alimentos procesados, ricos en harinas refinadas, grasas saturadas y saborizantes y colores artificiales. Este tipo de comida ha profundizado la desnutrición en las poblaciones más pobres y la obesidad en general. La situación entre niños de 5 a 11 años es alarmante, lo que ha llevado que en muchos países desarrollados como Inglaterra, Suecia y Noruega, se haya prohibido no sólo la venta de productos nocivos, sino también la publicidad.
Comience por casa:
No se discute que es mucho más fácil darle una "fundita" al niño, que preparar un sándwich, pero nadie dijo que criar fuera sencillo, ni que podíamos hacerlo con el mínimo esfuerzo. Saque tiempo para preparar un menú de desayuno y de meriendas (asumiendo que el niño come en la casa el resto de las comidas con supervisión) en la cantidad y variedad adecuadas para la edad de los niños y su nivel de actividad.
Los buenos hábitos se crean y los malos hábitos se modifican con perseverancia y constancia.
Enfrentando la situación:
Sin dejar de lado la importancia de unas adecuadas políticas públicas sobre el tema, la realidad es que las decisiones de lo que comen nuestros hijos en edad vulnerable son responsabilidad exclusiva de los padres.
•Debemos reforzar los hábitos positivos en la casa: alimentación rica en frutas y verduras, combinando los diferentes grupos de alimentos, sin exclusiones. Aumentar el consumo de agua natural y en lugar de ver muchas horas de televisión, dedicar tiempo a la actividad física.
•Tomar conciencia, difundir este tipo de informaciones y si somos consumidores de este tipo de alimentos, ir cambiando nuestros hábitos.
•Estas iniciativas deben ir acompañadas de programas educativos que modifiquen la cultura alimenticia de niños, jóvenes y adultos, en todos los niveles de educación y establecer códigos de publicidad responsable de alimentos dirigida a los niños.
Lamentablemente hemos creado malos hábitos alimenticios, que están siendo heredados a nuestros hijos, una falta grave por parte de los padres y un desequilibrio para la sociedad futura.
ResponderEliminarMuchísimas gracias. Estamos en lo cierto. Todo empieza por casa.
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